Árboles con alma


Mi abuelo, ilustre abogado y popular poeta costumbrista altoaragonés, publicó en 1935 una poesía en homenaje a los árboles dedicada a los niños. Se trataba de un poema sencillo, pedagógico, amable: a continuación transcribo la primera estrofa:

"La cuna en que nuestra madre / nos mece en la edad primera, / la lumbre de los hogares / de las risueñas aldeas, / el techo que nos cobija, / los muebles que nos rodean, / las flores que nos perfuman, / los frutos que nos sustentan, / los libros en que estudiamos / y el arca en que nos entierran; / son producto de los árboles / que véis crecer por doquiera" ...

Pues bien, el objeto de este blog es unirme a ese homenaje y dar a conocer los árboles ya que no con versos míos, con fotografías mías... Y con poemas acerca de los árboles de autores consagrados. Por cierto, el resto de la poesía de mi abuelo podéis leerlo en la entrada "Los árboles" de este blog.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Peral. Perera. (Pyrus communis)


El peral, "perera" en catalán, es un árbol frutal típico de nuestro país. 


Su origen está en la Europa oriental y en el occidente de Asia. De hecho, parece que se conoce y se cultiva desde 1000 ó 2000 años antes de Cristo   


A la derecha tenemos un peral silvestre -o asilvestrado- situado en "El Serrat", pequeño pueblo que se encuentra más arriba de Queralbs, en la Vall de Ribes. 

Abajo, otro clásico peral "silvestre", es decir, no formando parte de un cultivo moderno y masivo. Éste está situado en Canet d'Adri, al borde de un camino rural, acompañado por dos ó tres perales más e incluso por un melocotonero.


Se trata de árboles de hoja caduca que pueden medir desde 6 u 8 metros hasta 20 metros de altura. No es un árbol longevo, pero excepcionalmente puede serlo: lo ordinario es que viva unos 60 ó 70 años pero se conocen perales de casi 400 años de edad. 

                                                                                                                                                                                                          Su tronco es alto, erecto, grueso, recio. 


La corteza es gris, muy agrietada..., como vemos en el ejemplar de "El Serrat"

También reúne esas características  el tronco del peral de Canet d'Adri                                                                                                 Le gustan los climas templados y algo húmedos. Es amante del frio: lo necesita, de hecho, durante varios meses para después "despertarse" para la primavera. Pero, claro, los fríos tardíos, primaverales pueden perjudicar a los frutos. 


Las hojas son ovales, de hasta 10 centímetros de largas, están de ordinario finamente dentadas; a veces, sin embargo, son de borde entero. Aqui vemos algunas de El Serrat


El haz de sus hojas es brillante, de color verde oscuro. Los peciolos son largos, amarillentos. Vemos más hojas; e incluso, al término de una ramilla, una yema....


El fruto, la pera, es un "fruto en pomo", es decir una fruta carnosa cuyas semillas están apenas separadas del resto por una formación cartilaginosa: el endocarpo, cartilaginoso aquí y, por el contrario,  leñoso en los "frutos en drupa": el "hueso" 


Hay más de 30 variedades de peras de diferentes texturas, colores y sabores: éstas son unas peras poco sofisticadas, "de campo"...; pero también sabrosas.


Otro peral rústico cercano a Calnet d'Adri, cargadito de peras, como podéis ver ampliando esta foto:


Y algunas de esas peras:


                                                                                                                                                                                                                           Por último una nueva fotografía del peral de El Serrat, en la Vall de Ribes. 




Situado a unos 1.400 metros de altura, acostumbrado a superar los hielos y las nieves del invierno pirenaico. Es pues, como hemos comentado antes, una especie "criofila", amante del frío.








sábado, 6 de septiembre de 2014

Acacia de tres espinas. (Gleditsia triacanthos)

La acacia de tres espinas, también llamada acacia de tres puntas y acacia negra, es una acacia procedente de América del Norte. Es un árbol caducifolio, de copa amplia pero poco densa. De ordinario mide menos de 15 metros pero puede superarlos, llegando incluso a 30 metros.  




La acacia de la foto de la derecha es un árbol de más de 100 años. Fue plantado en torno al año 1.913 


Es un árbol catalogado y protegido por el Ayunta-miento de Barcelona

Mide poco más de 16 metros  y está situado delante de la estación del tren de "Sant Andreu, Comptal". 



Vemos otra perspec- tiva de ese árbol, que preside la plaza que da acceso a esa estación.





Es un árbol de tamaño conside-rable: el perí- metro de la base del tronco alcanza los 4 metros

Y aquí tenemos otro magnífico ejemplar de "gletsidia triacanthos". Está situado en el jardín de la Universidad de Barcelona. Es también un árbol de respetable edad, que ha sufrido notables ataques como el que de deduce del "retoque" con cemento de su tronco...



                                                                                                                     Se encuentra junto a la entrada directa al jardín  desde la calle.  Es pues un árbol bajo cuya sombra han pasado miles de alumnos, quizás sin tener idea de la belleza y originalidad de este árbol

Pero ciertamente hay muchas acacias de esta especie más jóvenes y de menor tamaño...

Vemos ahora un grupo de acacias de tres púas plantadas en un moderno parque de Sant Cugat, en el Vallés .





Es una especie con varias características peculiares: una de ellas es la cambiante coloración de sus frutos, unas grandes "legumbres" que pasan del verde al rojizo conforme van madurando. El árbol de la izquierda, con sus legumbres casi rojas está situado en Barcelona, en Les Corts.
Vemos el tronco de la acacia de Sant Andreu. Son troncos gruesos, recios, columnares. Su corteza se agrieta con la edad. Es escamosa, de color gris amarronado. Este ejemplar sufrió algunas podas excesivas que han dejado su huella; pero es un árbol sólido y sano


Aquí la parte superior de ese tronco:


Las hojas son compuestas, pinnadas, es decir, subdivididas en foliolos, entre 8 y 20 pares de foliolos. A veces doblemente pinnadas. En conjunto son grandes, de hasta 40 centímetros. Aquí están: 


Los foliolos son pequeños, oblongos u oblongo-elípticos. Miden unos 15 ó 25 milímetros de largo. Tienen los bordes algo aserrados:



Otra característica muy peculiar, la más peculiar, son las espinas. Notables espinas que aparecen en tronco y ramas. De hecho hay que tener cuidado con ellas. Vemos en el tronco de la foto de la derecha algunas de esas grandes y peligrosas espinas. En uno de los árboles de Les Corts. 
Actualmente hay algunas sub-especies cuyo cultivo ha conseguido eliminar las espinas.

Aquí vemos más de cerca una de las espinas de ese tronco:


Y aquí espinas de una de las ramas:


Es una planta "leguminosa" y sus frutos son "legumbres". Grandes, que son algo curvas o se retuercen en espiral. La de esta foto es aún inmadura... Su interior es carnoso, dulce, comestible.


En la "legumbre" están las semillas, numerosas, algo aplanadas. Ahora vemos ya unos frutos más maduros:


Y, completamente maduros, de color pardo rojizo. Son muy grandes y confieren a los árboles una fisonomía muy particular. Son legumbres que parecen un poco desproporcionadas:


                                                                                                                              Con esas frutas el árbol aparece extraño, poco armónico.                                                                                    Este es uno de los árboles del parque de Sant Cugat
                                                                                                     Esta es otra gran acacia de tres espinas. Está situada en el precioso jardín de Can Mercader, en Cornellá.                                                                                                                                         Tiene 103 años de edad (en 2015) y es conocida como "L'Acacia Vella de Can Mercader"
                         La vemos ahora de nuevo, rodeada de otros preciosos árboles de ese jardín. A la derecha unas también muy antiguas "Washingtonias"
                                                           
                




He pasado en invierno al lado de la acacia de tres espinas de Les Corts, antes fotografiada. Sin hojas las espinas resaltan más y dan un aspecto ciertamente "aterrador" al árbol. 




¡Cualquiera aparca debajo o se tropieza, por despiste con el tronco!


El Pino de Formentor (De Miguel Costa y Llobera)



Hay en mi tierra un árbol que el corazón venera:
de cedro es su ramaje, de césped su verdor;
anida entre sus hojas perenne primavera,
y arrastra los turbiones que azotan la ribera,
añoso luchador.


No asoma por sus ramas la flor enamorada,
no va la fuentecilla sus plantas a besar;
mas báñase en aromas su frente consagrada,
y tiene por terreno la costa acantilada,
por fuente el hondo mar.


Al ver sobre las olas rayar la luz divina,
no escucha débil trino que al hombre da placer;
el grito oye salvaje del águila marina,
o siente el ala enorme que el vendaval domina
su copa estremecer.


Del limo de la tierra no toma vil sustento;
retuerce sus raíces en duro peñascal.
Bebe rocío y lluvias, radiosa luz y viento;
y cual viejo profeta recibe el alimento
de efluvio celestial.


¡Árbol sublime! Enseña de vida que adivino,
la inmensidad augusta domina por doquier.
Si dura le es la tierra, celeste su destino
le encanta, y aun le sirven el trueno y torbellino
de gloria y de placer.


¡Oh! sí: que cuando libres asaltan la ribera
los vientos y las olas con hórrido fragor,
entonces ríe y canta con la borrasca fiera,
y sobre rotas nubes la augusta cabellera
sacude triunfador.


¡Árbol, tu suerte envidio! Sobre la tierra impura
de un ideal sagrado la cifra en ti he de ver.
Luchar, vencer constante, mirar desde la altura,
vivir y alimentarse de cielo y de luz pura...
¡Oh vida, oh noble ser!


¡Arriba, oh alma fuerte! Desdeña el lodo inmundo,
y en las austeras cumbres arraiga con afán.
Verás al pie estrellarse las olas de este mundo,
y libres como alciones sobre ese mar profundo
tus cantos volarán.






El Pi de Formentor (De Miquel Costa i Llobera)


Mon cor estima un arbre! Més vell que l’olivera
més poderós que el roure, més verd que el taronger,
conserva de ses fulles l’eterna primavera
i lluita amb les ventades que atupen la ribera,
com un gegant guerrer.

No guaita per ses fulles la flor enamorada;
no va la fontanella ses ombres a besar;
mes Déu ungí d’aroma sa testa consagrada
i li donà per terra l’esquerpa serralada,
per font la immensa mar.

Quan lluny, damunt les ones, reneix la llum divina,
no canta per ses branques l’aucell que encaptivam;
el crit sublim escolta de l’àguila marina
o del voltor qui puja sent l’ala gegantina
remoure son fullam.

Del llim d’aquesta terra sa vida no sustenta;
revincla per les roques sa poderosa rel;
té pluges i rosades i vents i llum ardenta,
i, com un vell profeta, rep vida i s’alimenta
de les amors del cel.

Arbre sublim! del geni n’és ell la viva imatge;
domina les muntanyes i aguaita l’infinit;
per ell la terra és dura, mes besa son ramatge
el cel que l’enamora, i té el llamp i l’oratge
per glòria i per delit.

Oh sí: que quan a lloure bramulen les ventades
i sembla entre l’escuma que tombi el seu penyal,
llavors ell riu i canta més fort que les onades
i, vencedor, espolsa damunt les nuvolades
sa caballera real.

Arbre mon cor t’enveja. Sobre la terra impura,
com a penyora santa duré jo el teu record.
Lluitar constant i vèncer, regnar sobre l’altura
i alimentar-se i viure de cel i de llum pura…
Oh vida! oh noble sort!

Amunt ànima forta! Traspassa la boirada
i arrela dins l’altura com l’arbre dels penyals.
Veuràs caure a tes plantes la mar del món irada,
i tes cançons tranquil·les aniran per la ventada
                                           com l’au dels temporals.